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22
Oct
2024
Lectura estimada: 7 minutos
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La nueva revolución del césped artificial deportivo

Foto: Pexels

La Comisión Europea aprobó el Reglamento (UE) 2023/2055, de la Comisión, de 25 de septiembre de 2023, publicado en el Diario Oficial de la Unión Europea el 27 de septiembre de 2023, que contiene nuevas disposiciones acerca de las micropartículas de polímeros sintéticos.

Este nuevo reglamento modifica el anexo XVII del Reglamento (CE) nº 1907/2006 del Parlamento Europeo y del Consejo, relativo al registro, la evaluación, la autorización y la restricción de las sustancias y mezclas químicas (REACH).

Con esta nueva legislación, la Comisión Europea restringe la fabricación y venta de microplásticos de polímeros resistentes a la degradación, tanto en sustancias independientes como añadidas intencionadamente a productos que liberen dichos microplásticos durante el uso.

La definición de microplásticos utilizada para establecer esta restricción es amplia, de tal modo que incluye las partículas con forma esférica (aquellas cuyas dimensiones son iguales o inferiores a 5 mm) y con forma de fibra (partículas con una longitud inferior a 15 mm y una relación entre longitud y diámetro superior a 3).

El césped artificial, principal emisor

Cada año, unas 42.000 toneladas de materiales de estas características acaban en el medio ambiente cuando se descartan los productos que los contienen. Además, se estima que anualmente se liberan en las aguas superficiales europeas unas 176.000 toneladas de microplásticos formados accidentalmente, a causa del desgaste de piezas de plástico más grandes.

De ahí que este nuevo reglamento regule la prohibición de la comercialización de estos productos tanto en sustancias independientes como en productos que los empleen con una concentración igual o superior al 0,01% del peso. Esto quiere decir que algunos productos afectados serán principalmente cosméticos, detergentes, suavizantes, purpurina, fitosanitarios, juguetes…

Foto: Freepik

Sin embargo, la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA, por sus siglas en inglés) sugiere que la mayor fuente individual de contaminación es el material de relleno granular utilizado en los campos de césped artificial, con emisiones de hasta 16 000 toneladas. Por tanto, el principal producto afectado y el que mayor impacto mediático ha tenido desde que saltó la noticia, es el césped artificial, dado su sistema actual de relleno. Hay que tener en cuenta que en un campo de césped artificial medio (es decir, de unos 7.500 m2), unas 100 toneladas actualmente son de microplásticos, correspondientes al peso del relleno de caucho estireno-butadieno (SBR) o similar.

Alternativas

¿Y qué podemos hacer desde el sector deportivo para adaptarnos a este nuevo Reglamento? Actualmente, la industria ya viene trabajando en varias alternativas.

Una de las primeras medidas específicas fueron los sistemas de contención. Se están realizando diferentes estudios con medidas preventivas y correctivas para evitar que el relleno salga del campo y, por tanto, llegue al medio ambiente. El problema de esta medida es que, según se ha entendido la regulación final, seguirían sin poder utilizarse materiales considerados microplásticos, aunque se controle su salida del campo. No obstante, es un sistema complementario y que probablemente se empiece a ver junto al resto de alternativas que se explican a continuación, para evitar la emisión de cualquier otro tipo de material contaminante, como la posible pérdida de fibra.

Otra medida es la utilización de rellenos naturales con propiedades elásticas. Aquí el corcho es el que va ganando la partida frente a otra tipología de rellenos. No obstante, es un relleno que se desplaza con el agua y resulta muy difícil de gestionar. Además, si aumenta la demanda de éste subirá aún más su ya altísimo precio.

No obstante, hay algunas propuestas de mezcla de relleno de corcho con otros rellenos naturales de mayor peso y mucha menor elasticidad. Estas mezclan ayudan a retener el corcho y disminuyen el coste. También destaca la introducción del hueso de aceituna, ajustando el producto de césped artificial, con una capa elástica de mejores propiedades en la parte inferior.

De igual modo, se están testando campos sólo con relleno de arena. Grandes fabricantes ya tienen productos de este tipo en catálogo y siguen desarrollando esta alternativa. Ya hay campos instalados en España que, a priori, presentan buenas propiedades en su construcción.

Los puntos negativos de esta solución son que la cantidad de hilo aumenta, así como su complejidad. Se requieren de más tipologías de hilo, más dtex (el peso en gramos de 10.000 metros de hilo) y más puntadas para conseguir una densidad suficiente para ocultar la arena y conseguir algo de elasticidad. Esto puede aumentar el precio del campo si el precio por el aumento del material de la fibra supera el precio de uso de relleno. Además, el contacto directo de la arena con el jugador o los equipos de mantenimiento podrían aumentar el desgaste de la fibra, ya que la arena constituye un potente elemento erosionador.

Aunque esta solución elimina el problema del relleno, se abre un nuevo problema en el que ya están trabajando los comités de normalización: el desgaste de la fibra puede producir, a su vez, nuevos microplásticos. Obviamente no será en las mismas cantidades que con el relleno actual que, en su propio origen, ya tenía la condición de microplástico.

Otra alternativa serían los campos sin ningún tipo de relleno. Recogen el testigo del caso anterior y eliminan el efecto del rozamiento de la arena. Para lograr las mismas propiedades, aumentan aún más la complejidad de la fibra, el grosor y las propiedades de la capa elástica.

El problema es que, si no se usa arena, la moqueta deberá incorporar peso por sí misma, lo que podría llevar a un aumento de coste. A pesar de incorporar una capa elástica, es necesario analizar el comportamiento y rendimiento de estas superficies. Además, al existir una mayor cantidad de fibra, también se mantiene el posible futuro problema de emisión de microplásticos por desgaste.

Por último, campos con rellenos de diámetro inferior a 5 mm. Es una solución que, en un primer momento, pasó desapercibida. Es más, muchos fabricantes y asociaciones relacionadas con el césped artificial la siguen sin plantear. Sin embargo, tras diferentes reflexiones y estudios, entendemos que es una solución más compleja, pero a su vez, más ambiciosa.

La clave está en las soluciones que depararán la investigación y el desarrollo de los materiales alternativos para su uso como relleno, que equilibren coste, rendimiento y sostenibilidad. Al permitir las combinaciones con cantidades de relleno y uso de capa elástica, aumentan las alternativas de uso. Además, permitirá que la cantidad de fibra no aumente e, incluso, que disminuya, ya que el principal problema de este relleno es la penetración en las estructuras de puntadas y galga (una galga es el grosor de un objeto expresado en micras multiplicado por 4) de las superficies actuales. Esta solución adquiere un peso y viabilidad aún mayor si se complementa con sistemas de contención.

Por ello, desde el Grupo IGOID de la Universidad de Castilla-La Mancha estamos trabajando en el Proyecto LIFE T4C, proyecto del Programa LIFE, financiado por la Unión Europea, para ofrecer una alternativa sostenible a estas superficies y en el que se integran diversas empresas e investigadores universitarios para buscar la alternativa más adecuada a esta nueva directriz europea (coordinado por la empresa GWC). De este modo, converge la inversión en I+D+i y la transferencia entre el sector universitario y el sector empresarial en aras del desarrollo sostenible y eficiente del mejor producto posible en los terrenos de juego de césped artificial.

Jorge Fernando García Unanue – Doctor en Ciencias del Deporte e investigador en el Grupo IGOID, Universidad de Castilla-La Mancha

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