“En 2031 ya no se podrán construir campos de fútbol de césped artificial con sustrato de caucho”. Con estas palabras inició su intervención Leonor Gallardo, catedrática en Educación Física y Deportiva de la Universidad de Castilla-La Mancha y directora del Grupo Igoid, en la jornada “Cambios hacia la sostenibilidad del césped artificial”, celebrada el pasado 30 de enero en la sede del Consejo Superior de Deportes de Madrid.
La jornada, organizada por el Círculo de Gestores Deportivos de Madrid y OPSA y presentada por su presidenta, Milagros Díaz, tuvo como objetivo analizar los cambios hacia la sostenibilidad del césped artificial y la revisión de la normativa europea sobre esta materia.
Precisamente esta revisión de la normativa europea sobre el césped artificial fue el objetivo de la ponencia pronunciada por los responsables de Igoid, ‘spin-off’ de la Universidad de Castilla-La Mancha y miembro del proyecto LIFE T4C. Una entidad de prestigio que ha sido certificada por la propia FIFA como una de las cuatro únicas instituciones de investigación sobre el césped artificial a nivel mundial.
Como señaló Leonor Gallardo durante su intervención, “durante los próximos años se van a suceder cambios muy importantes en el sector de las instalaciones deportivas de césped artificial. Existe una gran preocupación por la cuestión de la sostenibilidad. El caucho es cancerígeno, por eso se está retirando, no sólo de los campos de fútbol, sino también de otras instalaciones como los parques infantiles”.
Nueva normativa europea
Por su parte, Jorge García Unanue, profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha e investigador del Grupo Igoid, profundizó en las implicaciones del cambio de la normativa europea sobre microplásticos y su impacto en el sector de las instalaciones deportivas: “el césped artificial es el más afectado por la proliferación de microplásticos, que es la contaminación más peligrosa, porque los materiales se degradan, no desaparecen y se van acumulando en el agua e incluso en el organismo de algunos animales”.
Como explicó García Unanue, la Unión Europea, por medio de la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA, por sus siglas en inglés) puso el foco en los microplásticos y cuantificó en 42.000 toneladas los plásticos intencionados vertidos anualmente al medio ambiente, de los cuales 16.000 toneladas procedían de los campos de césped artificial.

Posteriormente, la propia Unión Europea elevó esta cifra a dos millones de toneladas, ilustrando la información, precisamente, con una imagen de césped artificial. “Finalmente -señaló el investigador- la Unión Europea prohibió el uso de microplásticos intencionados, como la solución más fácil. Al tratarse de un Reglamento, su entrada en vigor fue automática en todos los países miembros, afectando a sectores muy diversos: se prohíbe la purpurina, algunos cosméticos y el césped artificial con microplásticos. Cada uno de ellos tiene su propia fecha de caducidad: 2027, para los disolventes; 2031, para el césped artificial”.
El Reglamento afecta al granulado plástico del césped artificial, pero todavía no señala nada del pavimento plástico de conglomerado, presente en superficies como las pistas de atletismo y los parques infantiles.
“En cualquier caso, la emisión de microplásticos por parte del césped artificial se ha estimado en unas 16.000 toneladas al año, frente a las 400.000 toneladas anuales de las pinturas o las 500.000 toneladas de los neumáticos, el mayor emisor”, precisó García Unanue.
El investigador de Igoid concluyó su intervención presentando un documento con cinco recomendaciones emitidas por los expertos:
1.- Disminuir el uso de materiales plásticos en los campos deportivos, lo que reduciría la presencia de partículas tóxicas.
2.- Restringir el uso intencional de microplásticos.
3.- Atenuar la formación de microplásticos por medio de un mantenimiento adecuado de los campos deportivos.
4.- Evitar la liberación de microplásticos cerca de la fuente, estableciendo medidas de retención y limpiando las canaletas.
5.- Dirigir los microplásticos hacia el sumidero y los sistemas de retención.